Desde el inicio de la pandemia COVID19, hemos escuchado hablar sobre la necesidad de generar resiliencia en la población de edad escolar. Es cierto que los cambios bruscos de hábitos pueden crear impactos negativos tales como la ansiedad, temores al encierro, pánico de sociabilidad, entre otros.
En la República Dominicana, podemos reconsiderar lo oportuno o no de una intervención psicopedagógica por efectos de Estrés Post Traumatico (SPT) considerando la capacidad de resiliencia de la mayoría de nuestra población. Considero más propicio que nos planteemos una readecuación del alumno en el entorno familiar y su vínculo familia-escuela con una perspectiva sistémica.
El abordaje más bien debe enfocarse en lo personal social hacia una participación de la familia y la comunidad a los procesos educativos, tomando en cuenta la sociabilidad del dominicano, su constante calor humano y sociabilidad, impulsando los procesos de participación y motivación para su involucramiento en las tareas pedagógicas. He ahí dónde debemos concentrar los esfuerzos, desde los pequeños espacios familiares, hasta el involucramiento del colectivo barrial, con los círculos de amigos, de vecinos, grupos religiosos y culturales; así como también los entornos laborales.
Resiliencia no, adecuación sí!
Excelente comentario
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